viernes, 20 de noviembre de 2009

Diversidad y Derechos en el Siglo XXI

 

Crisis y transformaciones en el marco de la Sociedad Civil.

Diversidad y Derechos en la configuración de Nuevas Identidades en el Siglo XXI.

 


Introducción

 

El presente trabajo tiene por objeto indagar acerca de la configuración de nuevas identidades en el siglo XXI. La defensa por la diversidad cultural y el reclamo por nuevos derechos por parte de aquellas identidades constituyen el resultado de las crisis políticas, económicas, sociales y culturales que estallaron a partir de la tercera cuarta parte del siglo pasado.

Se realizarán tres secciones: En primer lugar, La hora de la masificación, en la cual se describirá el proceso a través del cual la participación política se canalizará a través (y exclusivamente) de los partidos políticos y los sindicatos; el rol del obrero como sujeto social e histórico; el Estado, caracterizado como interventor e impulsor de la industria; el proceso de urbanización y los flujos de migraciones desde los países centrales hacia la periferia.

En segundo lugar, De la masificación a la crisis de representación, donde la sociedad masificada encontrará su punto de inflexión y comenzará una crisis profunda de representación política y nuevas interpelaciones a las formas de vida. De esta manera, el Mayo Francés será un acontecimiento histórico donde no sólo el movimiento estudiantil tomará relevancia, sino que además las mujeres y grupos étnicos se sumarán a nuevos reclamos en pos de buscar alternativas para mejorar las condiciones de vida.

En tercer lugar, De la crisis de representación a la configuración de nuevas identidades. Diversidad y derechos, crisis mediante, caracterizaremos las nuevas identidades (propiamente dichas), considerando que en Europa están mayormente vinculadas a los movimientos culturalistas mientras que en América latina son los pueblos originarios quienes constituyen en mayor medida el protagonismo de las nuevas banderas de lucha social.

Por lo tanto, de la clásica lucha de clases (en la cual el hombre obrero era el verdadero sujeto histórico) del siglo XX pasaremos a la lucha ciudadana por la aceptación de una sociedad diversa en materia de identidades culturales en el siglo XXI.

Buena lectura.

 

 

- I -

La hora de la masificación

 

El consenso que existe entre las autoras y autores abocados al estudio del siglo XX que esta centuria fue el período por excelencia caracterizado por la masificación: representación política, acceso a derechos y consolidación de la urbanización.

Estos tres elementos fueron constitutivos de un proceso histórico que comenzó a dar sus primeros pasos a mediados de siglo; mientras Europa expulsaba a sus habitantes por secuelas bélicas, América Latina recibía grupos de inmigrantes por doquier. No solamente la guerra será motivo de escape; además, el proceso de industrialización en los países desarrollados también expulsará a una gran masa de trabajadores hacia los países de la periferia. Y las crisis agrícolas comenzarán a obligar a las poblaciones a trasladarse a la ciudad. Podemos enumerar, entonces, tres elementos principales que contribuyeron a la urbanización: la guerra, las migraciones y la industrialización.

¿Por qué, en todo caso, se dice que la representación, los derechos y la urbanización explican la masificación? Siguiendo a Romero:

"…La masa empezó a aprender el arte difícil de alternar el ruego y la exigencia, precisamente porque empezó a intuir que su mayor fuerza iba a ser (…) la convicción que se arraigaba progresivamente (…) acerca de los derechos y la legitimidad de las aspiraciones de la masa."[1]

 

Este nivel de conciencia que comenzaba a construirse en las grandes ciudades lleva a la población (sobre todo a los hombres obreros protagonistas de la configuración del sujeto social de esta época) a consolidar un mecanismo de integración (dado por la alta necesidad de escaparse del círculo de la pobreza) en el cual algunos:

 "…llegaron a tener opiniones políticas [hasta incluso también] una suerte de militancia."[2]

De esta manera, el desarrollo y la profundización de la precariedad y la exclusión, abren nuevo caminos hacia la posibilidad de pensar en la organización política como forma de protesta, exigencia, reclamo, etc.

La organización de los partidos políticos, de los sindicatos, de los gremios, entre fines del siglo XIX y del XX[3] en el ámbito de la ciudad urbanizada e industrializada genera un programa común entre ellos que estaba caracterizado por reclamos generales como derecho de huelga, horario laboral, salarios dignos, entre otros. Lentamente, la representación política en espacios públicos de estos sectores comienza a crecer año tras año. Junto a ella, el reclamo por derechos sociales y la proliferación de las ciudades centrales.

De esta manera, se pueden enfatizar los siguientes puntos:

1-      Desarrollo industrial;

2-      Procesos migratorios del centro a la periferia;

3-      Urbanización;

4-      Representación política;

5-      Reclamo por derechos sociales;

6-      Hombre obrero como sujeto social e histórico y

7-      La fábrica como el espacio central de relaciones sociales.

 

Entrado el siglo XX el Estado de Bienestar buscará que el sistema capitalista incentive el consumo masivo y el pleno empleo, generando de esta manera, bienestar social. Las luchas encarnadas por los partidos de masas/clases encontrarán resultados positivos mediante la obtención de derechos. Por lo tanto, se podría decir que entre 1930 y 1965 aproximadamente existió una combinatoria entre organización social y política y la fuerte presencia de un Estado capaz de absorber esas demandas y transformarlas en políticas públicas.

 

 

Por lo tanto, el pensamiento común lleva a sostener un siglo marcado por la masificación de la cuestión social, tal como expone Rosanvallon:

"…El progreso social fue identificado (…) de manera simple con la reducción de las desigualdades económicas. (…) El Estado providencia se inscribió históricamente en la perspectiva de un reformismo fundado sobre el gasto (…) y sobre la puesta en práctica de medidas universales."[4]  

Sin embargo, este auge de la masificación tendrá su pico en la consagración del llamado "Estado Providencia" y su caída abrupta a partir de mediados de 1960, década en la cual nuevas demandas confluirán en la reconfiguración de la realidad social, política y cultural.

Cabe mencionar algunos cambios que comienzan a afectar a la clase obrera tradicional. Primero, aparece un fenómeno (en principio limitado a Estados Unidos) caracterizado por la diversificación étnica y racial de la clase obrera. Así, norteafricanos, judíos, asiáticos, etc., comenzaron a entrelazarse en el seno mismo de las sociedades desarrolladas. Segundo, comienza a crecer el papel de la mujer. El ingreso al mercado laboral y a la enseñanza superior (principalmente) constituye el telón de fondo de lo que en la década del ´60 configurará el auge del movimiento feminista.[5]

Para finalizar es relevante entender que la transformación de la clase obrera tradicional de la primera parte del siglo XX trae como consecuencia la inclusión de nuevos sectores que la relación Estado-Sociedad no había tenido en cuenta. Por lo tanto, la futura diversificación de los grupos sociales (y la paralela desintegración del movimiento obrero como único sujeto social) provocará crisis y rupturas en el marco de la representación política y social.  

Por lo tanto, las variables clásicas de partidos políticos, Estados nacionales, representación, obreros, otras, comenzarán a formar parte de un conjunto de variables mucho más complejas para analizar, sobre todo, entrado el siglo actual.

 

- II -

De la masificación a la crisis de representación

 

Los centros urbanos verán de cerca, a partir de mitad del siglo XX, la crisis de la masificación y por ende de la mera representación política. El movimiento obrero sufrirá transformaciones a partir de la irrupción de sectores sociales que influirá de manera directa en la reconformación de la sociedad civil[6] y en su relación con el Estado.

¿Y cómo se explica esta crisis? Básicamente se pueden considerar tres elementos fundamentales.

En primer lugar, Hobsbawm justifica que – si bien la alfabetización había logrado mejorar el nivel de vida de la población - la nueva organización    estudiantil (sobre todo a partir de 1968) en Europa constituye un colectivo ciudadano joven capaz de desplazarse y comunicarse con gran rapidez. Esa ventaja permitió una mejor organización también junto a sus profesores y compañeros de diversos niveles educativos. Las reivindicaciones de este grupo social estaba caracterizado por no hallarse en ningún lugar concreto al interior de la sociedad. Las nuevas generaciones reclamaban mejores condiciones de vida y hasta fueron capaces de reactivar el rol de los trabajadores, quienes se sumaron a sus demandas generales.

El movimiento estudiantil de la década del ´60 es caracterizado por Hobsbawm como:

"…el único colectivo ciudadano capaz de emprender acciones políticas colectivas."[7]

Es interesante la cita del prestigioso autor porque denota cambios radicales en el seno de la sociedad misma. Si bien las revueltas comienzan a darse en Europa, son un reflejo en América Latina también, ya que durante los gobiernos

 

dictatoriales los movimientos de jóvenes tomaron fuerte protagonismo práctico. Y con ello, una fuerte interpelación a la crisis del Estado de Bienestar.

Existe una ruptura, pues, respecto del rol prevaleciente y único de la clase obrera.

Ésta, a su vez, no experimentó grandes sucesos durante esta época, más allá de la participación durante 1968. Por el contrario, la cantidad de empleados industriales comenzó a decaer. La explicación radica en la decadencia de la industria como tal. A las tradicionales le siguen nuevas organizaciones empresariales que contribuyeron a formar las sociedades post industriales. Por lo tanto, el avance tecnológico y las nuevas relaciones entre capital/trabajo comienzan a constituir un nuevo rol.  

Por lo tanto, se puede ser que de la masificación de la primera mitad de siglo XX, le seguirá una época de crisis de representación política, desde la cual nuevos sectores de las sociedades comenzarán a visualizar sus demandas y necesidades: el Mayo Francés del ´68 no fue solamente una explosión estudiantil, sino un proceso social desde el cual la sociedad comenzó a entender que podía reclamar aún más de lo que siempre había reclamado:

"…La explosión de descontento estudiantil se produjo en el momento culminante de la gran expansión mundial (…). Paradójicamente, el hecho de que el empuje del nuevo radicalismo procediese de grupos no afectados por el descontento económico estimuló incluso a los grupos acostumbrados a movilizarse por motivos económicos a descubrir que, al fin y al cabo, podían pedir a la sociedad mucho más de lo que habían imaginado."[8]  

Esta cita explica que este episodio histórico marca una ruptura entre las sociedades de masas y el surgimiento de nuevas identidades (jóvenes, mujeres, etnias, entre otras).

Si bien estas rupturas tendrán como escenario principal las grandes urbes europeas, América latina recibirá influencias que repercutirán en fenómenos tales como el estallido de los movimientos sociales (estudiantiles, afrodescendientes,

 

mujeres, hippies), la revolución cubana, los cambios culturales en arte, música, vestimenta, etc.

Por el contrario, los partidos políticos, las organizaciones sindicales, la clase política, el obrero de fábrica, el Estado interventor, serán variables que comenzarán a cambiar de rumbo a partir de la década del ´70 en adelante.

 

- III -

De la crisis de representación a la configuración de nuevas identidades. Diversidad y derechos, crisis mediante

 

La tesis que se elaborará en esta última sección se relaciona  a vincular la crisis de representación (ya sea la caída del Estado de bienestar, la desindustrialización, el avance tecnológico, la exclusión social) y la sucesiva irrupción de grupos sociales que configurarán la lucha por el reconocimiento de la diversidad y los derechos de identidades nuevas, dejando de lado el esquema de la sociedad de masas.

Resulta interesante, en principio, marcar el planteo de Garretón respecto del cambio de paradigma a nivel mundial a partir de 1970. Del Estado Nación de tipo industrial, cuyos rasgos característicos hacen eje sobre la producción y la política y la configuración de las instituciones como articuladoras de la economía, la organización social, la cultura y la política, se pasa al Estado de tipo post industrial globalizado, donde se verifica un cambio de forma de la sociedad industrial hacia una estructura indefinida, con la irrupción de nuevos espacios de configuración social. Esta metamorfosis se basa en dos puntos sustanciales: a) un proceso de globalización (articulación económica y cultural y de debilitamiento del Estado Nación) y b) una fuerte reafirmación de identidades.[9]

Por lo tanto, se comprueba que no solamente el Estado toma un nuevo rol, sino que las nuevas identidades se constituyen en el marco de los procesos de globalización.

Otro autor que resalta este mismo proceso es Castells, quien considera que a la par de la revolución tecnológica, la transformación del capitalismo y la disolución de los Estados nacionales, en el último cuarto del siglo pasado emergieron múltiples expresiones de identidad colectiva desafiando la globalización en defensa de la diversidad cultural y de la autonomía de la gente sobre sus vidas y entornos.[10]

Este es, a grandes rasgos, el contexto histórico en el cual vale ubicar la puesta en marcha del activismo de nuevos sujetos sociales (ahora llamados nuevas identidades).

Así como en la primera sección del presente trabajo punteamos algunos principios de la masificación, ahora caracterizaremos la sociedad de las nuevas identidades:

1.      Desindustrialización y globalización;

2.      Neoliberalismo;

3.      Rol de la ciudad como espacio de la garantía de derechos;

4.      Participación ciudadana directa;

5.      Reclamo por derechos de 4° generación;

6.      Nuevas Identidades como sujetos sociales e históricos.

Sin embargo, cabe destacar un doble proceso que claramente marcan Laclau y Mouffe. Por un lado:

"…El término (…) "nuevos movimientos sociales" amalgama una serie de luchas muy diversas: urbanas, ecológicas, anti-autoritarias, anti-institucionalistas, feministas, antirracistas, de minorías étnicas, regionales o sexuales. El común denominador de todas ellas sería su diferenciación respecto de las luchas obreras, consideradas como luchas "de clase."*[11]

Esta sería la parte social/ciudadana del nuevo contexto. Pero la otra parte marcaría la crisis, la complejidad, la dificultad para poder canalizar las demandas de estas nuevas identidades:

"Otro modo de atacar los efectos subversivos de la articulación entre libertad y democracia es, a la manera de los neoconservadores, redefinir la noción misma de democracia de modo tal que ella restrinja su campo de aplicación y límite de participación política (…). Lo que se intenta es, sin atacar abiertamente al ideal democrático, vaciarlo de toda su sustancia y proponer una nueva redefinición de la democracia, que en los hechos serviría para legitimar un régimen en el que la participación política podría ser prácticamente inexistente."[12]

Por lo tanto, se debe tener en cuenta que, por un lado, es sumamente interesante e importante a nivel social evaluar los aspectos de estas nuevas identidades del siglo XXI, pero por otro lado, no se puede dejar de lado la caracterización del actual mundo neoliberal, en el cual los mercados financieros han sido mandados a gobernar y regir por sobre los derechos a la inclusión social y la diversidad.

En primer lugar veremos las particularidades de las nuevas formas de interacción y en segundo lugar, el movimiento indigenista en América latina y el culturalista en Europa, teniendo en cuenta que más que una interculturalidad debemos hablar de una multiculturalidad y además las particularidades de esas nuevas identidades.

Las nuevas formas de interacción se dan, claramente, en el marco de las ciudades, en las cuales vive la mayoría de la población mundial. El concepto de "sociedad digital global"[13] no conoce fronteras geográficas ni temporales ya que posee un destino planetario. Es un ámbito de conocimiento en el cual coinciden numerosas disciplinas y especialidades del saber; no admite jerarquías reconocidas ni autoridades burocráticas y es la fuente de una nueva realidad.

Además las ciudades son el espacio de la "nueva ciudadanía universal" la cual:

"…se dirige a todas las víctimas de la sobreexplotación: las mujeres, los desempleados, los marginados, los campesinos pobres, los inmigrantes. Ante la tentativa que apunta la ofensiva del gran capital de fragmentar la respuesta de sus víctimas, [se debe aunar] un esfuerzo por unificar los combates: combates contra la austeridad y la miseria, pero también por el respeto universal de los derechos del hombre y la mujer; combate contra el militarismo, combate ecológico, combate por las libertades democráticas, combate por la democratización de las decisiones económicas, combate contra las estructuras jerárquicas y autoritarias en la economía y en el Estado."[14]

Por lo tanto, la ciudad y la ciudadanía comienzan a generar una vinculación muy estrecha para imponer canales de participación activa y directa en el ámbito de lo público y lo común.

¿Cómo se dan estas nuevas identidades tanto en Europa como en América latina? En Europa son más prevalecientes los grupos culturales que reclaman derechos de 4° generación. De esta manera, el movimiento feminista es

uno de los primeros en manifestar su incomodidad frente a los parámetros clásicos de la organización social basada en la división sexual del trabajo. El feminismo supone una revolución cultural que interpela "la naturalidad" del rol de la mujer. Además, tiene fuertes influencias en la política, en la economía, en el militarismo, en los negocios, en lo social, etc.[15] Además, los movimientos a favor de la ecología, de las etnias de la diversidad sexual, de los jóvenes, de los adultos mayores, constituyen movimientos más bien denominadas culturales.  

En cambio, América latina presenta un panorama similar en cuanto a esas identidades pero le suma un agregado más: los pueblos originarios ó movimiento indigenista. Veamos algunos principios que caracterizan a esta identidad en el presente siglo. En primer lugar, estos pueblos logran por primera vez llegar al poder político y/o acompañar fuerzas con capacidad de canalizar sus demandas, tal es el caso de Bolivia, Ecuador, Venezuela, etc. En segundo lugar, la movilización constituye la recuperación de la unidad, es decir, de los valores que constituyen a los pueblos originarios como tales. En tercer lugar, se han implementando cambios institucionales en pos de incluir a estos grupos no-minoritarios, por ejemplo, las constituciones de los países nombrados han realizado reformas importantes que dan cuenta de avances en materia de derechos[16].

Colombres explica que los pueblos originarios han criticado el culto al mestizaje, porque en realidad es utilizado como aplanadora de sus identidades. En cambio, lo que ellos buscan es una reelaboración desde adentro de sus grupos, como co-herencia, y no seguir a una sociedad moderna que ha buscado simplificar sus zonas sagradas, de esta manera:

"Un pueblo no alcanza el estado de civilización sumándolo al proyecto de otro pueblo, sino tomando conciencia de su ser en el mundo, de su identidad y su especificidad cultural."[17]

De esta forma queda demostrado que las nuevas identidades del siglo XXI constituyen el protagonismo por la lucha activa por la diversidad y los derechos.

 

Conclusión

De la lucha de clases a la lucha por las identidades diversas

  

A partir del trabajo realizado se podrían exponer algunas conclusiones muy claras y concretas.

En primer término, de la lucha de clases a la lucha por las identidades diversas constituye un proceso social cargado de acontecimientos históricos muy relevantes que marcan distinciones entre diferentes tipos de sociedades, pasando desde la modernidad a la post-modernidad.

Este traspaso de una sociedad a otra muestra el surgimiento de nuevas identidades que hoy en día protagonizan las grandes movilizaciones en búsqueda de lograr reivindicaciones respecto de las siguientes temáticas: medio ambiente, niñez y juventud, diversidad sexual, religiosa, ideológica, adultos mayores, género, migrantes, pueblos originarios, personas en encierro, entre muchas más.

Claro que estas nuevas luchas tienen como contexto un Estado neoliberal, ocupado más por los negocios que por los derechos. Y esto vale aclararlo para poder comprender aquellas reivindicaciones ciudadanas.

Los derechos de 4° generación buscan acompañar las complejidades de las sociedades que conviven con/en un mundo globalizado y tecnológicamente usurpado, pero que –sin embargo- sus alcances aún no han llegado a cada rincón del planeta. Por lo tanto, la exclusión social todavía es una problemática a tratar.

 

 

 

Bibliografía

 

 

Colombres, A. (2008) América como civilización emergente. Ed. Catálogos, Buenos Aires.

 

Del Brutto López, B. (2000) Globalización, Tecnologías de la Información y Nuevas Identidades. Archivo del Observatorio para la CiberSociedad. http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=14

 

Carretón, M. (1997) En qué sociedad vivi(re)mos? Tipos societales y desarrollo en el cambio de siglo. Ed. Mimeo, Chile. 

 

Gorz, A. (1980) Adiós al Proletariado. Más allá del socialismo. Ed. Imago Mundi. Colección El Cielo por Asalto, París

 

Hobsbawm, E. (1994) Historia del Siglo XX. Ed. Crítica, Buenos Aires. 

 

Laclau, E.; Mouffe, C. (1985) Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

 

Mandel, E. (1992) Globalización, interdependencia y bloques económicos regionales. Inprecor A.L. N° 23. 

 

Natanson, J. (2008) La nueva izquierda. Triunfos y derrotas de los gobiernos de Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela, Chile, Uruguay y Ecuador. Ed. Debate, Buenos Aires.

 

Romero, J. L. (2001) Latinoamérica. Las ciudades y las ideas. Siglo XXI Editores Argentina, Buenos Aires.

 

Rosanvallon, P. (1995) La nueva cuestión social. Ed. Manatial, Buenos Aires.

 

Vega, M. J. (2007) La Construcción de sujetos: de la sociedad civil a la resistencia comunal. Memorias. Año 4. Nº 7. Uninorte. Barranquilla, Colombia

http://www.uninorte.edu.co/publicaciones/memorias/memorias_7/resenas/identidad.pdf

 

 

 



[1] Romero, J. L. (2001) Cap. 7 "Las ciudades masificadas" en Latinoamérica. Las ciudades y las ideas. Siglo XXI Editores Argentina, Buenos Aires.

[2] Idem.

[3] En Argentina: Partido Socialista, 1896; FORA, 1901; Partido Comunista, 1918; CGT, 1930; etc.

[4] Rosanvallon, P. (1995) Conclusión "Repensar el progreso social" en  La nueva cuestión social. Ed. Manatial, Buenos Aires.

[5] Hobsbawm, E. (1994) Cap. X "La revolución social, 1945-1990" en Historia del Siglo XX. Ed. Crítica, Buenos Aires. 

[6] Entendemos por sociedad civil: organizaciones sociales, comunitarias, políticas, culturales, académicas, partidos políticos, grupos vulnerados (mujeres, jóvenes, diversidad sexual, adultos mayores, pueblos originarios, ecología, adultos mayores), ciudadanos/as independientes que participan activamente, otros. La posibilidad de ampliar esta sociedad civil equivale a ampliar ciudadanía y nuevos derechos.

[7] Hobsbawm, E. (1994) Cap. X "La revolución social, 1945-1990" en Historia del Siglo XX. Ed. Crítica, Buenos Aires. 

[8] Ídem.

[9] Garretón M. (1997) En qué sociedad vivi(re)mos? Tipos societales y desarrollo en el cambio de siglo. Ed. Mimeo, Chile. 

[10] Vega, M. J. (2007) La Construcción de sujetos: de la sociedad civil a la resistencia comunal. Memorias. Año 4. Nº 7. Uninorte. Barranquilla, Colombia

http://www.uninorte.edu.co/publicaciones/memorias/memorias_7/resenas/identidad.pdf

[11] Laclau, E.; Mouffe, C. (1985) Cap. 4 "Hegemonía y radicalización de la democracia" en Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

* Las comillas son de los autores.

[12] Ídem.

[13] Del Brutto López, B. (2000) Globalización, Tecnologías de la Información y Nuevas Identidades. Archivo del Observatorio para la CiberSociedad. http://www.cibersociedad.net/archivo/articulo.php?art=14

[14] Mandel, E. (1992) Globalización, interdependencia y bloques económicos regionales. Inprecor A.L. N° 23. 

[15] Gorz, A. (1980) Cap. 3 "La revolución postindustrial" en Adiós al Proletariado. Más allá del socialismo. Ed. Imago Mundial. Colección El Cielo por Asalto, París

[16] Natanson, J. (2008) La nueva izquierda. Triunfos y derrotas de los gobiernos de Argentina, Brasil, Bolivia, Venezuela, Chile, Uruguay y Ecuador. Ed. Debate, Buenos Aires.

[17] Colombres, A. (2008) Cap. 1 "El problema civilizatorio" en  América como civilización emergente. Ed. Catálogos, Buenos Aires.


Estefanía Soledad Otero
Ciencia Política - UBA
www.estefaniaoteroweb.com.ar
 




Internet Explorer 8 especial para MSN - ¡Gratis! Descargalo ahora haciendo clic aquí

domingo, 15 de noviembre de 2009

Sociedad Civil y Estado en el ámbito de una esfera pública no estatal.

 

Estefanía Soledad Otero

Ciencia Política - UBA  

 

Introducción

 

La presente ponencia tiene el objetivo principal de hallar desde la disciplina de la Ciencia Política y desde la práctica política una clara definición acerca de los ejes y sujetos sociales que incluye la construcción de una Democracia Participativa, como idea superadora a la Democracia Representativa en el marco de una crisis institucional que todavía no se ha resuelto. Para ello, es necesario estudiar y combinar nuevas formas de relacionar a la Sociedad Civil y al Estado en el ámbito de una Esfera Pública No Estatal.

 

En ese sentido, este trabajo se propone analizar las concepciones de algunos autores acerca de qué es Sociedad Civil y qué función cumple tanto ella como el Estado en la Democracia Participativa. Además, es importante tener en cuenta el estudio de mecanismos de participación ciudadana, impulsados y promovidos desde el Estado en pos de generar nuevas instancias de resolución por parte de la Ciudadanía, así como también evaluar proyectos y emprendimientos de la Sociedad Civil que también fomenten mayor participación.

 

La Democracia Participativa es un proceso social de construcción permanente que no sólo necesita voluntad política y buena predisposición, sino también de redes sociales/asociativismo que fortalezcan la Sociedad Civil y expandan a ésta a toda la Sociedad.  Y además de un clima propicio para el desenvolvimiento de ello y siempre teniendo en cuenta el contexto social de cada sociedad.

 

Por último, se intentará concluir en un nuevo eje de análisis que torno a qué es la Gestión Pública Participativa, en contradicción a la idea de Gobernabilidad y "Gobernanza" (vocablo utilizado en Brasil). La idea surge a partir de la necesidad de repensar no sólo la Democracia sino también qué tipo de forma de gestión se vincula a esa Democracia.

 

Hoy en día, muchas ideas centran el accionar político de los Gobiernos Locales (Intendencias, Municipios, etc.) más allá del Estado Central. Qué nivel de competencias tienen para lograr un mayor desarrollo local y social es importante para comprender hasta qué punto pueden actuar en el ámbito de la gestión pública participativa, ya que no es suficiente con gobernar, sino también resulta indispensable la participación ciudadana en el debate, la consulta y la resolución dentro de las decisiones de las políticas públicas. 

 

Sociedad Civil y Estado: elementos para una Esfera Pública No Estatal.

 

Existe una discusión acerca de si el Estado es quien debe impulsar la participación mediante mecanismos participativos y de autogestión (gestión pública participativa), o si el Estado debe gestionar la participación mediante reglamentos obligados a cumplir por la ciudadanía (gestión de la participación).

 

La posición que se desarrollará en este trabajo estará referida a la idea de gestión pública participativa. Pero antes resulta necesario indagar en este apartado acerca de la forma de intervención tanto de la Sociedad Civil como del Estado/Gobierno dentro de una esfera pública no estatal.

 

Según Baiocchi, esfera pública no estatal "es una instancia de discusión pública y no individual"[1], lo cual permite analizar el nivel de debate, la solución de conflictos, las reglas y procedimientos, los participantes, el interés general, etc. O sea, es el espacio de interacción social.[2]

 

A lo anterior, le sigue aclarar que en esa esfera pública no estatal no suele participar el grueso de la población, porque justamente el nivel de participación ciudadana depende mucho de cada contexto social en cada ciudad. Por eso también vale aclarar que son las redes sociales, o sea las ONG y demás OSC junto con los ciudadanos independientes, los partidos políticos, las asociaciones privadas que se involucran, etc, los que forman la Sociedad Civil; ciudadanos formadores de ciudadanía. El resto de la sociedad vive tras su situación personal.

 

Por lo tanto, es la Sociedad Civil uno de los elementos constitutivos dentro de esa esfera pública no estatal la que hace política y participa activamente.

 

Para citar un ejemplo, vale recordar el estallido social del año 2001 en la Argentina. Ese estallido social (en parte provocado políticamente y en parte por reacción voluntaria) reunió a los vecinos en asambleas populares en los barrios a fin de pensar nuevas alternativas para enfrentar lo que se venía.

 

Sobre esas asambleas, Pablo Rieznik dice que "la impresión dominante (…) es que la causa decisiva que explica el levantamiento popular (…) es la brecha abierta entre representantes y representados. Las propias Asambleas, entonces, plantearían inclusive una salida superadora a tal contradicción al abrir el pasaje de una democracia representativa a una participativa, en la cual el signo dominante sería la horizontalidad de la relación entre sus protagonistas, así como la recreación entre ellos de lazos de solidaridad y confraternización humana" [3]

 

Otro de los elementos constitutivos es el Estado. Desde el punto de vista que venimos analizando, el Estado no puede ser un mero garante de la Sociedad Civil sino más bien un impulsor de prácticas y mecanismos que contribuyan desde el ámbito de las políticas públicas a fortalecer, promover y concientizar sobre la participación de la Sociedad en su totalidad. O sea, romper el límite del nivel de ciudadanos participativos  para ampliar la esfera pública no estatal.

 

Si bien la Sociedad Civil también debe contribuir con sus prácticas democráticas y cotidianas a involucrar más gente, es el Estado quien, con sus recursos, debe ampliar el espectro de participación ciudadana.

 

Impulsar mecanismos de participación equivale a decir pensar instancias de consulta, debate y resolución (como circuito constante) para incentivar a los ciudadanos a participar de programas y actividades públicas con el objeto de que ellos mismos sean quienes decidan la orientación y el destino de las medidas económicas, sociales y políticas.

 

Justamente, la esfera pública no estatal (Sociedad Civil + Estado) promueve la participación en el marco de las decisiones acerca de las políticas públicas, de aquello que aqueja a todo el mundo, a lo compartido. Y el Estado debe tener una fuerte presencia allí.

 

Por lo tanto, estas cuestiones nos llevan a pensar en por qué surge la necesidad de repensar algunos conceptos que han existido siempre. Por qué es necesaria la participación ciudadana y por qué son necesarios mecanismos de participación impulsados desde el Estado (todo ello: gestión pública participativa).

 

Y una de las razones es la crisis de representación política e institucional que se viene dando hace tiempo. El representante no representa y la ciudadanía se vuelve necesariamente activa. A partir de ello surge "una transformación de la autoridad estatal y la emergencia de una estrategia de ciudadanía en la que tanto la problemática de la participación ciudadana como la de la descentralización tendrán un lugar central" [4]

 

Este análisis se puede estudiar mucho mejor empíricamente en casos de gobiernos locales, por ejemplo, el caso de Porto Alegre, Brasil, y la instalación del Presupuesto Participativo como nueva forma de gobernar.

 

Gestión Pública Participativa: una nueva forma de gobernar.

 

Si bien el concepto que se busca desarrollar es muy amplio para finalizar su alcance en este trabajo, es inevitable para el campo de la Ciencia Política proponer ideas que contribuyan a pensar en una forma alternativa de manejar y decidir sobre los recursos que cuenta cualquier erario público.

 

En el apartado anterior, se había mencionado descriptivamente la constitución de una esfera pública no estatal, en la cual se vinculan y relacionan tanto la Sociedad Civil como el Estado.

 

Ahora bien. Surgen muchos interrogantes a la hora de estudiar de qué forma (herramientas, mecanismos, campañas, discursos, reformas, etc.) la gestión de un gobierno puede transformarse en el marco de una Democracia Participativa, más allá de la transparencia y el control cívico.

 

En principio, se deberían tener en cuenta ciertos elementos que contribuyan a fortalecer un ámbito propicio para el ejercicio de la gestión pública participativa.

 

Es necesario que los habitantes dejen de tener un rol pasivo y de beneficiarios para ser verdaderos ciudadanos, y generar la participación en proyectos en el marco de la Sociedad Civil. Porque las condiciones y el clima alrededor del ejercicio ciudadano son los hechos que definen los límites y el potencial de participación así como la efectividad de las iniciativas desarrolladas.[5] 

 

Una gestión pública participativa precisa cinco conceptos para relacionar y desarrollar: redes sociales, recursos, comunicación, información y negociación.[6]

 

Siguiendo la misma línea, y siempre teniendo en cuenta el ámbito de la esfera pública no estatal, la gestión pública participativa "convoca a la ciudadanía a discutir y elaborar las prioridades presupuestarias de la gestión pública, a través de diversas instancias participativas, como asambleas, foros, comisiones, etc, y de alcances consultivos, deliberativos e incluso resolutivos en el presupuesto..."[7]

 

Por último, es importante mencionar algunos casos de aplicación del Presupuesto Participativo como primera práctica trascendente a nivel global, que nació en Porto Alegre a fines de los `80 y se extendió no sólo por América Latina sino por toda Europa.

 

Presupuesto Participativo: construyendo ciudadanía

 

El Presupuesto Participativo es una herramienta básica y fundamental para el desarrollo de la Democracia Participativa, y una nueva forma de hacer gestión pública.

 

Así, Romero nos dice "el Presupuesto Participativo es un proceso que permite una radicalización democrática, donde los ciudadanos no delegan la gestión pública, participando desde un espacio público no estatal en las decisiones políticas del Estado. Esto abre paso a mecanismos de consulta como los plebiscitos, referéndums, consultas populares, audiencias públicas, tribunas populares, etc. Esa es la base para la construcción de una Democracia Participativa". [8]

 

Nació en Porto Alegre, en 1989 cuando el PT llega al poder en vísperas de repensar el rol del Estado y de la Sociedad Civil. Más allá de su estrategia de atrapar a ciertos sectores de la población, se convierte en una maravillosa herramienta de construcción social, cultural, económica y política.

 

Además del caso porteño, rosarino, colombiano (donde la instalación del Presupuesto Participativo logró disminuir los niveles de violencia por la inclusión en el proceso de sectores marginados), etc., es interesante mencionar casos más alejados de nuestro continente, para demostrar que es una práctica mundial.

 

Giovanni Allegretti y Carsten Herzbergcreen que el Presupuesto Participativo "se trata de experimentos concebidos para involucrar a los ciudadanos en la construcción de las prioridades de gasto de las administraciones públicas mediante la organización de ciclos anuales de reuniones públicas y el suministro de otras herramientas de apoyo al perfeccionamiento paulatino de las opciones que se incluirán en los documentos de planificación" [9]

 

Los autores mencionan en su investigación caso de ciudades europeas con Prepuesto Participativo:

 

ü      Francia (Saint Denis, Bobigny, Morsang-sur-Orge, etc.)

ü      Alemania (Vlotho, Umstadt, Emsdetten, Esslingen, Rheinstetten, etc.)

ü      Nueva Zelanda (Christchurch, etc.) 

ü      España (Cataluña, Andalucía, Barcelona, Albacete, Córdoba, Sevilla, etc.)

ü      Italia (Nápoles, Venecia, Roma, Milán, Vimercate, Inzago, etc.)

 

Cada uno de esas ciudades ha ido aplicando su propio Presupuesto Participativo, según la población, el liderazgo político, el contexto histórico, la situación económica, etc.

 

En el contexto latinoamericano, los casos más salientes son:

 

ü      Brasil (Porto Alegre, São Paulo, Mato Grosso do Sul, Acre, Rio de Janeiro, Belem, Belo Horizonte, Concordia, Constantina, Gravataí, etc.).

ü      Argentina (Buenos Aires, Rosario, Resistencia, Río Cuarto, La Plata, Chascomús, Morón, etc.)

ü      Uruguay (Montevideo, etc)

ü      Ecuador (Quito, etc)

ü      Colombia (Medellín, etc)

ü      Otros.

 

Democracia Participativa: una forma de vivir

 

En el intento de contribuir con aportes desde la Ciencia Política, la Democracia Participativa se presenta como un proyecto alternativo a la situación actual, de crisis del sistema político, institucional.

 

Existen dos posiciones al respecto: algunos sostienen que la representación ya no alcanza para satisfacer las necedades de la población y hacer política desde la concepción del gobierno como representante del pueblo, y no como gobierno del pueblo. Que las instituciones políticas hicieron crisis y son poco confiables. Que la población se convirtió en mero espectador de lo que sucede en el espacio político.

 

Entonces, la Democracia Participativa resulta ser una alternativa superadora a la Democracia Representativa, en la cual la ciudadanía es la nueva protagonista de las decisiones públicas.

 

Otros sostienen que no hay crisis de representación sino de participación. El punto es que los niveles de información, de educación, de interés, etc, por parte de la ciudadanía han superado las instancias de participación clásicas. Uno de los fenómenos que contribuyen a esto es el avance de la globalización y los medios de comunicación.

 

Por lo tanto, la misma ciudadanía es la que exige mayor participación e interés en los asuntos públicos. No hay crisis por no representación, sino por rupturas y surgimientos en la política y la sociedad. "(…) nos encontraríamos ante una crisis generada por cambios en los ciudadanos y en la política y que supone ante todo nuevos retos y oportunidades, que deben y pueden ser superados con una mayor implicación de la ciudadanía". [10]

 

En definitiva, y teniendo en cuenta las dos concepciones, el resultado que se puede obtener es que al menos es indispensable repensar y reflexionar acera del rol de la ciudadanía y del Estado.

 

Sociedad Civil y Estado, en el ámbito de una Esfera Pública No Estatal, con una nueva forma de gobernar en la Gestión Pública Participativa, con mecanismos de participación ciudadana como el Presupuesto Participativo, todo ello englobado en la Democracia Participativa como una nueva forma de vivir, nos hace pensar que algunas maneras de hacer política y de gobernar ya no alcanzan (o no son suficientes) para salir de las crisis generalizadas.

 

 

 Bibliografía utilizada para el presenta trabajo

 

ü      Allegretti, Giovanni y Herzberg, Carsten. El retorno de las carabelas: los presupuestos participativos de Latinoamérica en el contexto europeo.

 

ü      Baiocchi, Gianpaolo. Emergent Public Spheres: Talking Politics in Participatory Gobernance. University of Massachusetts, Amherst.

 

ü      Font, Joan. Participación ciudadana y decisiones públicas: conceptos, experiencias y metodologías.

 

ü      Landau, Matías. "Cuando la autoridad estatal de constituye en una cuestión" en  Política y participación ciudadana. Ed. Miño y Dávida Editores, 2008

 

ü      Rieznik, Pablo. ¿Qué son las Asambleas Populares? Razón y Revolución, Nro. 10, primavera de 2002, reedición electrónica:

ü      http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/luchadeclases/ryr10-15-rieznik.pdf

 

ü      Romero, Ricardo (Comp.) "Presupuesto Participativo Porteño en el contexto latinoamericano" en Democracia Participativa, una utopía en marcha. Reflexiones, experiencias y un análisis del caso porteño. Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno. Ed. Cooperativas. 2004

 

ü      Romero, Ricardo. Presupuesto Participativa en Rosario y Buenos Aires: visiones sobre su aplicación. Trabajo presentado en la Conferencia Mundial sobre el Desarrollo de las Ciudades, Porto Alegre, Brasil. 2008

 

ü      William, Reuben. Civic engagement for development. Creating an enabling environment for civic engagement in development: a world bank perspective. Noviembre, 2000.

 



[1] Baiocchi, Gianpaolo. Emergent Public Spheres: Talking Politics in Participatory Gobernance. University of Massachusetts, Amherst.

[2] Esa discusión pública puede organizarse a través de asambleas, foros, plenarios, comisiones, etc.

[3] Rieznik, Pablo. ¿Qué son las Asambleas Populares? Razón y Revolución, Nro. 10, primavera de 2002, pág. 1 reedición electrónica: http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/luchadeclases/ryr10-15-rieznik.pdf

[4] Landau, Matías. "Cuando la autoridad estatal de constituye en una cuestión" pág. 56 en  Política y participación ciudadana. Ed. Miño y Dávida Editores, 2008

[5] William, Reuben. Civic engagement for development. Creating an enabling environment for civic engagement in development: a world bank perspective. Noviembre, 2000.

[6] Ídem.

[7] Romero, Ricardo. Presupuesto Participativa en Rosario y Buenos Aires: visiones sobre su aplicación. Trabajo presentado en la Conferencia Mundial sobre el Desarrollo de las Ciudades, Porto Alegre, Brasil. 2008

[8] Romero, Ricardo (Comp.) "Presupuesto Participativo Porteño en el contexto latinoamericano" en Democracia Participativa, una utopía en marcha. Reflexiones, experiencias y un análisis del caso porteño. Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno. Ed. Cooperativas. 2004

[9] Allegretti, Giovanni y Herzberg, Carsten. El retorno de las carabelas: los presupuestos participativos de Latinoamérica en el contexto europeo.

[10] Font, Joan. Participación ciudadana y decisiones públicas: conceptos, experiencias y metodologías.




 




¿Te llegan demasiados emails? Organizate con Hotmail. ¡Creá carpetas para todos tus correos!